Había un granjero que tenía muchos
animales, pero un asno era su consentido y gozaba de muchos
privilegios, como mejores alimentos, el mejor lugar para dormir y le
encomendaban las actividades más importantes.
Un día el granjero trajo una perrita,
esta era muy cariñosa con el granjero, lo abrazaba, lo besaba y jugaba muy
contenta con él, siempre
robando
la atención del granjero quien correspondía a todo lo que la perrita le hacía.
El asno que había estado observando todo atentamente (y como se sentía desplazado) intentó hacer lo mismo que la perrita para llamar la atención del granjero, pero los
empleados lo detuvieron a palos indicando que esa actuación no era la correcta
para alguien de su especie.
Refléxión: Muchas veces nos dejamos influenciar
por el éxito de los demás y a pesar de la posición privilegiada que tenemos,
sentimos celos o envidia lo cual nos lleva a comportarnos de una manera
inadecuada que termina siendo destructiva para nuestras vidas. Aprendamos a aprovechar
lo que tenemos
y a valorarnos por lo que somos.