jueves, 29 de septiembre de 2016

Arreglando el mundo

Un científico, vivía preocupado tratando de solucionar los problemas del mundo. Cierto día, su hijo de 6 años, invadió su lugar de trabajo, dispuesto a ayudarle a encontrar las ansiadas soluciones. El científico incómodo por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar.
Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera distraer su atención: encontró una revista, donde había un mapa del mundo, con una tijera lo recortó en varios pedazos y se los entregó al niño con un rollo de cinta, le dijo: Hijo, como te gustan tanto los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pequeños pedazos, para que lo repares. El científico pensó que tardaría semanas en resolverlo, o quizás nunca lo lograse, pero le dejaría tranquilo por un tiempo.
Pasada algunas horas escuchó la voz del niño: “Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo”. Al principio el padre no dió crédito a las palabras del niño, pensando: ¡No puede ser, es imposible que a su edad, haya conseguido recomponer un mapa que jamás ha visto! Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Entonces le preguntó: “Hijito, tú no sabías cómo es el mundo, ¿cómo lograste armarlo?”
El niño respondió: “Papá, yo no sabía cómo era el mundo, cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi del otro lado la figura de un hombre. Así que le di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era, cuando lo conseguí, di vuelta a la hoja y me di cuenta que había arreglado al mundo.”
Reflexiones:
Los grandes cambios se consiguen con cambios pequeños.
Podemos “arreglar el mundo” empezando por nosotros mismos.
Nunca debemos subestimar a las personas, de todos podemos aprender algo.

¿Actitud positiva?………SIEMPRE!


Cuenta la historia, que un rey tenía un consejero con actitud positiva para todo, ante circunstancias adversas siempre decía: “Qué bueno, qué bueno, qué bueno”. Un día de cacería, el rey se cortó un dedo del pie y el consejero exclamó: “Qué bueno, qué bueno, qué bueno”. El rey, cansado de esta actitud, lo despidió y el consejero respondió: “Qué bueno, qué bueno, qué bueno”.
Tiempo después, el rey fué capturado por otra tribu para sacrificarlo ante su dios. Cuando lo preparaban para el ritual, vieron que le faltaba un dedo del pie y decidieron que no era digno para su divinidad por estar incompleto, dejándolo en libertad. El rey ahora entendía las palabras del consejero y pensó: “Qué bueno que haya perdido el dedo gordo del pie, de lo contrario ya estaría muerto”.
Mandó llamar a palacio al consejero, le comentó lo sucedido, dándole la razón y le preguntó por qué dijo: “qué bueno”, cuando fue despedido. El consejero respondió: “Si no me hubieses despedido, habría estado contigo y como a ti te habrían rechazado, a mí me hubieran sacrificado”. ¡Qué bueno que me despidió!
Como dice Inés Temple: “Somos dueños de nuestra propia actitud: con la que decidimos trabajar, con la que decidimos vivir, de la actitud que define realmente nuestra imagen personal”.
Una persona con actitud positiva tiene menos estrés, mejor salud, irradia buena imagen personal, etc., esto trae consigo que sea bien vista en su trabajo, en su familia, en su grupo de amigos, etc., como vemos son grandes los beneficios y lo que es mejor aún, no nos cuesta nada….CULTIVEMOS UNA ACTITUD POSITIVA SIEMPRE!!!

¡AMA SUA, AMA LLULLA, AMA QUELLA!


Ver noticias cotidianas sobre robos, violaciones, asesinatos, etc., sumado a un gobierno que carece de políticas eficientes para reducir la inseguridad ciudadana, nos lleva a un panorama deprimente.
Es aquí que nos surge la siguiente pregunta: ¿Porqué NO practicamos las grandes enseñanzas sobre los que se construyó nuestro gran imperio Inca, por ejemplo los preceptos morales? Si, esos principios admirados por su sencillez y extraordinario valor, los mismos que la ONU los ha aprobado como normas para una gestión pública más eficiente:
“Ama sua” (no seas ladrón)
“Ama llulla” (no seas mentiroso)
“Ama quella” (no seas flojo)
Si todos los practicáramos diariamente, otra sería nuestra realidad. Seamos sinceros, ¿cuántas veces?:
- Decimos: “llego en 5 minutos y nos aparecemos a la hora”, no solo mentimos, también nos convertimos en ladrones, robando el tiempo de los demás.
- Amanecemos con flojera, especialmente los lunes o cuando tenemos que terminar una tarea muy operativa o difícil en nuestros trabajos. Muchas veces, ¿verdad?
Creemos que es hora de manejar las riendas de nuestros caminos!!! Seamos dueños de nuestros destinos, si queremos un mundo mejor, debemos empezar por nosotros, empecemos con practicar estos principios desde hoy, en nuestra familia, en el lugar donde laboramos, con los amigos, así estaremos fundando un nuevo país, próspero y seguro.
Nosotros ya empezamos y Tú?