Recuerdo
que cursaba el cuarto ciclo en la universidad (estudiaba economía) y me implementaron el curso de Derecho
laboral, oooh no,
había bastante que leer y no era mi fuerte.
No sé
porqué tenía la idea de que nos iba a enseñar un profesor aburrido, pero no por
su manera de ser, sino por los temas que nos iba a dictar.
Sorpresa!!!
Ingresó una profesora, bien vestida y empática, bueno esa fue la impresión que
me generó en ese momento, pero no me equivoqué esa impresión mejoró con el
pasar del tiempo.
Siempre
estaba segura de lo que decía, con un tono y timbre de voz entusiasta, cuidaba
mucho su imagen, su vestimenta no era por casualidad, era el complemento
perfecto a su manera de ser, cuidaba hasta la manera de caminar y sentarse.
Al
inicio no me di cuenta, pero con los años comprendí que la imagen que irradiaba
esta abogada, era un factor importante para influenciar en los demás.
Fue
uno de los cursos que más me cautivó y me motivó a seguir leyendo, claro para
nada temas legales, pero si sobre temas empresariales y sobre
cómo mejorar
la imagen personal.
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