jueves, 19 de junio de 2014

La isla de las dos caras!

Cuenta la historia que hace mucho tiempo una isla se encontraba dividida por un gran acantilado. Ambas zonas eran tan diferentes como el día y la noche. 
En el lado bueno los campos eran fértiles llenos de árboles, flores, pájaros; regados por ríos llenos de peces. 
En el lado malo, apenas había agua y plantas, y para colmo estaba infestado de bestias salvajes. Era en este lado en el que vivía una tribu, seres atemorizados por su dura vida y las fieras que de vez en cuando devoraban a un habitante.
Según la leyenda de la tribu, algunos antepasados pudieron cruzar el acantilado con ayuda de una vara larga, pero los habitantes de la tribu no creían esto posible y nunca lo intentaron.
Años más tarde, una joven pareja perteneciente a la tribu que deseaba una vida mejor decidió saltar al otro lado a pesar de la incertidumbre que los invadía y el pesimismo del resto de los habitantes, pero cuando saltaron se encontraron con la sorpresa de que habían llegado al lado bueno de la isla. A lo lejos la gente decía: “Ha sido suerte”, “Supongo que lo haré mañana”, “¡Qué salto tan malo! Casi se matan, si no fuera por la vara no se salvan…” La joven pareja entendió que al otro lado solo se oían voces de resignación de personas sin sueños, con mucho miedo y desesperanzas. Ellos nunca saltarían hacia la cara buena de la isla. ¿Saltarías?

Reflexión
Muchas veces nos encontramos en la misma situación de los habitantes de la tribu. No queremos arriesgar por miedo al cambio y la incertidumbre nos paraliza, incluso estando en malas condiciones.

Sugiero que marquemos un objetivo, formulemos acciones a realizar para conseguir el objetivo, definamos un plan de contingencia y arriesguemos, como dice una de las frases célebres de Steve Jobs: “El momento es ahora”.

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