¿Cuántas veces hemos escuchado el
refrán "la mona aunque se vista de seda mona se queda"? y lo
acatábamos sin cuestionarlo.
Los
tiempos han cambiado y con ello nuestra manera de pensar y ver las cosas....
Una
cliente que era gerente de una entidad bancaria transnacional, llega a nuestro
consultorio muy preocupada, nos cuenta que un día había ido a visitar a un
cliente y la confundió con su asistenta, se sintió un poco mal, pero lo pasó
por alto, después de unos días la situación se repitió varias veces con distintos clientes, entonces
se empezó a cuestionar y no entendía por qué la confundían, según ella
vestía un traje sastre y un perfume muy caro, estaba bien peinada y maquillada,
qué pasaba entonces?...
Su
traje, peinado y maquillaje no estaban acorde al entorno donde laboraba, era
muy casual y los colores no iban a tono, el perfume era muy fuerte; a ella todo
le gustaba, pero considerando su conducta en el ámbito laboral los
demás la percibían como una persona inmadura y mal gusto para vestir.
A
veces sucede…las personas nos perciben de una manera diferente a la imagen que
queremos proyectar, tengamos mucho cuidado!!!
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